NUESTRA
HISTORIA
Desde que el rey Visigodo Don
Pelayo (718-737) comenzó la reconquista con la victoria en Covadonga
fueron apareciendo monasterios y pueblos cada vez más al sur de la
península. Durante mucho tiempo el valle del Duero permaneció como
"tierra de nadie" con incursiones moras y cristianas.
En el siglo IX
, Alfonso II (791-842) conquistó algunas plazas y pobló tierras del sur
del Duero con lo que las zonas como el terreno de nuestro pueblo
quedaban ya libres de los moros.
No es difícil
imaginarse las andanzas de moros y cristianos cabalgando por estos
montes en luchas que llevarían a la paulatina retirada de los primeros
o el trasiego años mas tarde de las tropas que pasarían procedentes de
todos los reinos de España, Portugal y resto de Europa para luchar en la
cruzada sellada por el Papa Inocencio III que anuló las luchas internas
entre reyes para unir fuerzas y dar el empuje definitivo a los árabes
hacia el sur, en la batalla de las Navas de Tolosa(12 de julio de1212).
Pobladores que
llegaban de todas partes de la península incluso desde Al -Andalus se
fueron asentando por terrenos de lo que luego seria nuestro pueblo. La
familia noble dominante era Lara que después aglutinaría toda Castilla
,y en el año 938 Doña Muñadona donó estos bosques al monasterio de San
Pedro de Cardeña que lo acepto y conservo durante siglos .En una zona
que dominaba las vistas del cauce del río Cubillo construyeron un
pequeño monasterio de Canónigos Regulares .
A principios
del siglo x de nuestra era, pequeños poblados que se dedicaban a la
agricultura y la ganadería como San Bartolomé de Valzalamio ,San Andrés
de Nava (donde hoy está la ermita), Zorita, Santa María ,Villaizán, El
Ángel etc. se vieron obligados a pedir refugio por la peste y otras
enfermedades terribles para aquellos años ,también por los saqueos y
las guerras ,en el convento de monjes aumentando la población que
levantaba sus casas y cuadras junto a este, se veían más protegidos
creándose así el pueblo cuyo nombre decidieron poner "Villamayor de los
Montes "por llegar a tener un núcleo de población que para aquella época
era bastante numeroso gracias a la suma de todos los que se unían al
municipio por la buena acogida que los monjes daban ( y que llegaría a
tener con el paso del tiempo más de 1000 habitantes antes del éxodo a la
ciudad) y por tener unas 4000 Ha de monte ,casi todo de robledo y
encinar (del que hoy conservamos menos de la cuarta parte).
En el siglo
XIII se operó un cambio jurídico en Villamayor , una parte de sus
propiedades paso a pertenecer a la familia Fernández-Arias. Condes
burgaleses. Don García (nacido en la comarca de Castrojeriz y que
llegaría a ser Ayo de Alfonso el Sabio) y su esposa acordaron fundar en
Villamayor un monasterio cisterciense ,en lo que era el viejo monasterio
que habían comprado, con la construcción de un nuevo monasterio con su
precioso claustro, su casa del capellán, la de la demandera, el almacén,
la hospedería, el obrador, el jardín, la huerta y espacios libres , que
sería para monjas de clausura y cuya primera abadesa sería doña Marina
Arias, monja ya en Las Huelgas Reales de Burgos. El monasterio fue
fundado bajo el mando de la citada abadesa y terminado en el año1227 y
recibió una dotación adecuada pasando Villamayor a su dominio. De esta
manera se instauro un régimen de abadengo que resulto beneficioso para
el vecindario. A varios cientos de metros se construyo el 8 de octubre
de 1554 un edificio que mando construir D. Gonzalo Martínez de
Villamayor (racionero de la iglesia mayor de Segovia) para la recogida
de pobres y hospital ;luego quedaría en mitad del pueblo con su capilla
y al que se podía llegar desde el convento por medio de un pasadizo
subterráneo muy práctico para conservar la intimidad y el aislamiento
del convento y poder atender a enfermos.
El pueblo
seguía un unas pautas que se repetían en el tiempo marcadas por la
siembra y recolección de la agricultura principalmente trigo , cebada y
uva (esta última ya casi desaparecida), el cuidado de los animales
sobretodo ovejas, cabras y para gasto de cada casa otros como cerdos,
para la típica matanza anual, aves de corral y conejos que les mantenía
ocupados todo el año.
El descanso
dominical y las fiestas tradicionales eran el pequeño respiro a las
sacrificadas tareas cotidianas.
Es digno de
destacar la tradición a la Virgen de Nava que todavía hoy conservamos,
con su procesión a la ermita del mismo nombre desde donde se sube al
pueblo para hacerla una novena y después se la vuelve a bajar en una
fiesta en la que todo el pueblo participa.
Un
acontecimiento que destacó a comienzos del siglo XVII fue que el Duque
de Lerma, que por aquellos años gobernaba España con el reinado de
Felipe III, quiso dar mayor protagonismo a la villa ducal llevándose a
las monjas de Villamayor para allá durante unos años y cuando quisieron
volver al pueblo en el año 1627 les dio 11000 ducados por los daños
causados y para la reparación del monasterio con lo que compraron el
coro con 39 asientos en madera de nogal para los rezos.
Con la guerra
de la independencia tuvieron que abandonar de nuevo el convento al que
regresaron en el año 1813 ya definitivamente. A finales del siglo XIX
pasaron a depender de la jurisdicción del obispo de Burgos dejando de
depender de las Huelgas Reales. El monasterio es una auténtica obra de
arte y su abadesa era la que autorizaba los nombramientos de
autoridades y la reglamentación de la vida urbana. Esta situación se
alargó hasta la supresión de señoríos en el siglo XIX .
En el año 1964
se hizo una restauración que disfrutan hasta la fecha de hoy.
Quiero
destacar para los que no lo conocieron la enorme revolución en la
maquinaria que se ha producido en los últimos cincuenta años, se pasó de
nuestros abuelos recoger la mies con la hoz y la zoqueta haciendo
gavillas para llevarlo a la era trillarlo y beldarlo a mano esperando a
que hiciese viento, todo esto con bueyes se paso a las segadoras que te
lo segaban y te hacían las gavillas solas cuando pisabas un pedal
impulsadas por las mulas, y después de trillarlo ya vinieron las
maquinas de beldar, que primero se movían a mano y después les aplicaron
unos motores. Poco después aparecieron las trilladoras que trillaban
beldaban (separaban la paja del trigo) todo a la vez y la aparición de
los tractores con todos sus aperos mas modernos y rápidos de siembra,
abonado etc.. Por último inventaron las cosechadoras que fueron una
revolución en la agricultura desde el campo se recoge el grano y se
lleva directamente al granero.
En la siembra
pasa otro tanto, las sembradoras dejaron a un lado aquellas palizas que
se pegaban nuestros abuelos para sembrarlo a mano. Con ello han
desaparecido oficios como el de los pedreros que arreglaban los trillos,
herradores etc.
También los
mayores nos cuentan con nostalgia los cánticos y las reuniones en época
de recogida de la uva en los lagares donde se contaban historias de
juventud mientras se pisaba la uva y se llevaba a las bodegas el mosto
para su fermentación.
Muchas
herramientas quedaron en desuso y dejarán de ser conocidas como las
orcas, las garias, los rastros, los ubios, colleras, cabezales etc.
Es importante
escuchar a nuestros mayores sus vivencias pues constituyen la más
reciente historia de nuestro pueblo y morirá con ellos algo que después
se difuminará en el recuerdo de los pocos que van quedando con edad y
son nuestros orígenes y nuestra razón de existir.
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